LA CONFERENCIA (III)
Todo esto lo averiguo por los diarios y por la crónica de un periodista de La Vanguardia que se llama Augusto Riera y hace una muy certera descripción del lugar. Es el primero que plantea la cuestión del móvil del crimen y descarta el del robo porque junto al cuerpo del cura se hallan un reloj y dinero y la casa no está desordenada. Y si no es el robo, la hipótesis más lógica es que se trata de un crimen pasional. La prueba es que empiezan a detener a jóvenes que de una forma u otra se habían relacionado con la muchacha.
La autopsia se hace en el cementerio que está junto a la iglesia, con toda el calor y las moscas. Los resultados confirman que el asesino ejecutó ambos asesinatos con la misma arma blanca y que casi todas las heridas eran mortales de necesidad.
Al cabo de los días se produce un hecho de novela: el juez municipal de Castelldefels, José Nomen, que cuando se cometen los crímenes lleva tres días en el cargo, hace detener en Barcelona a un joven con el que se ha cruzado. Lo conoce por haber trabajado en Castelldefels y ha sospechado de él por llevar una mano vendada. Se llama Joaquín Figueras y en el registro en una casa de la calle de la Cadena, en Barcelona, ropas ensangrentadas, un reloj de oro de Rita y otro de plata del sacerdote. ¿En qué quedamos, crimen pasional o robo?
Pude obtener su descripción del diario El Norte Catalán del día 16 de septiembre:
"Joven de 23 años, soltero; su fisonomía sin ser muy atractiva no es repulsiva; usa bigote pequeño y escasa barba; natural de Vandellón partido de Fraga (Huesca) tiene padre, madre y hermanos que ocupan una desahogada posición. Durante los días de prisión se mostró tranquilo pero reservado, sin afirmar que hubiera cometido el delito.
María Elías que presenció el final de la terrible tragedia lo había reconocido varias veces antes de que se confesara autor, como al sujeto a quién vio en la rectoría ensangrentado y que la amenazó al huir".
Esta testigo comentó que el asesino le dijo que las víctimas "l'hi havian fet massa grossa", lo que apuntaría otra vez al móvil pasional.
La situación se le complica a Figueras: semanas después acontece el atentado del Liceo, donde el anarquista Santiago Salvador tira una bomba y mata a veinte personas que están en la platea.
Menos de un año después, los días 25 y 26 de Junio de 1894, se celebra la vista contra Figueras en la Audiencia Provincial de Barcelona situada detrás de la Diputación. El tribunal lo preside César Hermosa, Ambrosio Tapia es el fiscal y José Alemany es su abogado defensor. El juicio sigue las pautas acostumbradas: se interroga al acusado, a los peritos y, por último, a los testigos.
La defensa del abogado desea demostrar que fue un crimen pasional debido a los celos. Un Figueras despechado por el comportamiento de Rita Bosch monta en cólera y acaba matando a su amada y a su tío. Dicho interés viene dado porque la condena por homicidio, y no por robo con homicidio, tiene una pena de reclusión temporal y no de muerte.
En cambio, la acusación del fiscal se centra en el robo como móvil de los crímenes porque acarrea la sentencia de muerte. Joaquín Figueras, a pesar de tener todas las pruebas en contra, niega los asesinatos.
¿Y cuál es el papel del presidente de la sala? El magistrado toma partido por el fiscal pretendiendo relacionar los crímenes con la situación de inestabilidad social de Barcelona y con la causa del Liceo, que ha de juzgarse pronto, en julio. Por eso no es extraño que al día siguiente fuera condenado a la pena de muerte por los delitos de robo con dos homicidios con el agravante de premeditación y alevosía. Las crónicas narran que Joaquín Figueras no se inmutó por el resultado de la sentencia.
Tras dictarse, las autoridades fijan el día y el lugar de la ejecución. Aunque Castelldefels no cuenta con un recinto carcelario, se saltan la legalidad y deciden que habrá de celebrarse aquí el 19 de junio de 1895.
Es sorprendente cómo reacciona la población de Castelldefels: en el juicio hay testimonios que lo inculpan y otros que declaran a su favor. Además, en los días previos a su ejecución el alcalde y otros vecinos no dudan en dar los pasos necesarios para tramitar y conseguir de la reina el indulto del reo Figueras. Mientras tanto, se habilita un local en la plaza Mayor para la capilla y se organizan las fuerzas que lo han de trasladar y escoltar hasta el garrote vil.